(Por @Priisscy - JóvenesIBC)


Muchas veces cuando pasamos por dificultades, nos fijamos más en nuestros defectos y vivimos con ciertas barreras para hacer diferentes cosas, olvidando realmente  que fuimos creados con un propósito, que somos únicos y Dios nos hizo a su imagen y semejanza. 

Pero como no recordar un específico versículo que recalca este mensaje diciendo:

“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que la pongamos en práctica” (Efesios 2:10)

Si analizamos este versículo donde habla que somos “hechura suya”, podemos relacionarlo con la capacidad y habilidad que posee un artista o artesano para crear algo. Y tú ¿alguna vez pensaste en Dios como un gran artesano y en tí como su especial creación? Sin duda debemos hacerlo, pues somos únicos, bellos ante sus ojos, y él no creo a ninguna persona igual a ti, por lo que eres un milagro irrepetible y debes tomar en cuenta que en tus momentos de tristeza o alegría debes hacer tuya la frase “soy especial para Dios”. Por ejemplo cuando comparas tus virtudes con las del resto, debes recordar que eres especial para Dios, cuando contemples tu vida y deseas que las cosas sean diferentes, no olvides entender y recordar que eres aquella creación especial y única de Dios.

No seamos injustos ni duros con nosotros mismos, pues debemos disfrutar el gozo de ser una creación de Dios, pues así podremos vivir felices y exitosos sabiendo que pertenecemos a un Dios inigualable que en este momento quiere convencerte y recordarte que te ama y que aunque te parezca ridículo, debes decirlo y recordarlo día a día… “SOY LA CREACIÓN ESPECIAL DE DIOS”

Con esta gran verdad no podemos deprimirnos, solo alegrarnos y saber que para buenas obras fuimos creados  y la práctica será lo esencial en el proceso.

Finalizando, y como interrogante para reflexionar...
Al sustituir la palabra “hechura” por creación especial ¿Cómo te sientes cuando comprendes que eres la “hechura” o creación especial de Dios?

Yo sin pensarlo, me lleno de gozo al escucharlo o leerlo en su palabra, por lo que extiendo la invitación a que vivamos como verdaderos ¡HIJOS DE DIOS! Agradecidos de ser esa  creación única e inigualable de su mano.